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El Mobile World Congress desde dentro

Los datos económicos que deja el evento celebrado en Barcelona entre el 27 de febrero y el 2 de marzo de este 2017 son espectaculares. Se han creado muchos puestos de trabajo temporal que son ocupados por jóvenes estudiantes. En sus testimonios, encontramos la esencia del Mobile World Congress.


La mayor feria de tecnología móvil del mundo ha vuelto a superarse en su última edición. En 2016, ya se pronosticaba un aumento del impacto económico del evento para este nuevo año. Sin embargo, se han superado las expectativas. El número de congresistas visitantes ha aumentado en un 7%, pasando así de los 101.000 que participaron en el Mobile World Congress de la edición pasada a los 108.000 que han hecho acto de presencia en Barcelona este 2017.


Puestos de trabajo para los más jóvenes


El impacto económico de la duodécima edición de la feria de tecnología ha sido de 465 millones de euros, aumentando significativamente los 400 millones que se alcanzaban en su edición precedente. Además, GSMA, la empresa organizadora del Mobile World Congress, destaca la creación de más de 13.200 puestos de trabajo temporal. Estos empleos pasan por el desempeño de multitud de funciones, desde la recepción de los congresistas en el aeropuerto de la Ciudad Condal hasta el mantenimiento de la seguridad en la feria. La mayoría de estos puestos de trabajo están ocupados por jóvenes que encuentran en los cuatro días de duración del MWC una forma de ganar dinero relativamente fácil y rápida a cambio de cumplir largas jornadas de trabajo. Sin embargo, ¿cómo es la experiencia de trabajar en la feria de tecnología móvil más grande del mundo?


Marta Jaumira, estudiante de periodismo de 20 años, fue una de las trabajadoras que participó en el desarrollo de la edición pasada del MWC. Cumplió una jornada laboral de 9 horas diarias con un salario total de unos 400 euros. Su trabajo consistía en recibir a los asistentes del congreso en el aeropuerto y darles sus acreditaciones, así como informarles sobre aspectos de la ciudad como el transporte o la hostelería disponible. “Dábamos tres tipos de acreditaciones. Las más caras, de unos 2.000 euros, te permitían acceder a todas las conferencias. Las siguientes costaban entre 500 y 900 euros por un acceso más limitado y, por último, las de 200 euros no te permitían participar en ninguna conferencia”, ha explicado.


La mayoría de los asistentes a la feria, concretamente el 55%, han sido ejecutivos de nivel senior, una cifra que se repite desde la edición pasada. Teniendo en cuenta que, según asociaciones del sector, el gasto medio de cada asistente es de unos 300 euros diarios, el impacto económico se dispara. Según Marta, los participantes suelen ser muy jóvenes, de manera que afirma que la mayoría no parecía superar los 35 años. Además, la entrevistada asegura que, durante su tiempo como trabajadora en el MWC, apreció que “los más jóvenes eran los que se gastaban más dinero en las acreditaciones y los que solían ir en chófer”.


Los puestos de seguridad son otro ejemplo de empleo temporal creado por el evento del MWC. Estos trabajos suelen estar desempeñados por jóvenes varones que habitualmente ya trabajan en el sector de la seguridad durante el resto del año. Es el caso de Elvis Escudero, un joven de 20 años que forma parte de la empresa Barnaporters. A través de ella, fue contratado como empleado de seguridad durante el desarrollo de la pasada edición del Mobile World Congress. “Mi trabajo consistía en vigilar la zona que me asignaron y avisar en caso de que algo saliera de lo normal”, ha declarado. Recibió un salario de 8 euros por hora a cambio de una jornada laboral de 8 horas diarias. Elvis define la feria como “un evento espectacular y muy interesante”.


La presencia de mujeres sigue siendo mínima


Pese a su innegable popularidad, uno de los inconvenientes más sonados del Mobile World Congress desde sus primeras ediciones ha sido la poca presencia del sector femenino entre los conferenciantes. La asistencia de mujeres se limita en gran medida a la contratación de azafatas de imagen, un hecho que ha generado cierta controversia en los últimos años. En este sentido, Katherine Vallejos, que ha trabajado en el Mobile World Congress como imagen de diferentes compañías en repetidas ocasiones, comenta el papel de las azafatas en la feria tecnológica. “El trabajo consiste en sonreír y repartir merchandising del stand a los visitantes. Básicamente, se hace de imagen florero”, asegura.


Katherine cumplía una jornada laboral de 12 horas diarias con una de descanso, y su salario rondaba entre los 500 y 600 euros por los cuatro días de trabajo. Aunque asegura que su experiencia personal en el MWC ha sido positiva, admite que muchos puestos de trabajo son “innecesarios”, ya que “algunas azafatas no hacen ningún trabajo relevante. Solo se requiere su presencia como imagen de la compañía”.


En este 2017, la empresa GSMA ha informado de que la participación de mujeres en la feria ha aumentado en un 14% en comparación interanual. De esta manera, un 23% de los asistentes habrían sido del sexo femenino, una cifra que queda muy por debajo de la mitad y que aún deja mucho que desear. En este sentido, Carol González, que a sus 19 años ha trabajado en este 2017 como azafata de transporte en la feria, ratifica las diferencias entre hombres y mujeres. “Había muchas más personas del sexo masculino”, ha afirmado.


El trabajo de Carol consistía en recibir a los asistentes que llegaban en autocar al recinto y hacer el recuento de ellos por la mañana y, por la tarde, acompañarlos hasta sus asientos y volver a contarlos. Ha trabajado unas 5 horas diarias recibiendo un salario de 10 euros por hora.


Todos los trabajadores consultados coinciden en que el requisito principal para ser contratado como empleado en el MWC es tener buena presencia y un dominio medio del inglés. La experiencia previa no es ni mucho menos indispensable, dato que deja entrever un fondo gris del evento de tecnología móvil más famoso mundialmente. Los puestos de trabajo, sobre todo los destinados al sector femenino, parecen valorar la apariencia física por encima de la profesionalidad. Además, aunque las cifras de participación por parte de las mujeres han aumentado, la desigualdad entre los asistentes sigue siendo clamorosa. Pese a todo, la valoración positiva de la experiencia por parte de los empleados es unánime, por lo que todos repetirían en próximas ediciones.

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